Los espejos existen desde mucho antes de lo que puedas imaginar. Ya en los tiempos del antiguo Egipto y Mesopotamia, hacia el 4000 AC, se pulía cobre para conseguir un reflejo. En otras civilizaciones y en distintas épocas utilizaban piedras como la obsidiana y también bronce. Sin embargo hace tan sólo 200 años convive con nosotros el espejo que conocemos.
En 1835, un químico llamado Justus Von Liebig aplicó una pequeña capa de plata sobre uno de los lados de un panel de vidrio. Consiguió que sobre esa capa rebotara la luz devolviendo un reflejo, convirtiendo así un simple cristal en un espejo. La mejora de ésta técnica permitió la producción en masa de los espejos, que hoy cumplen un papel fundamental en la decoración de nuestras casas.
Si te pones a echar cuentas seguro que tienes varios en casa. Uno en cada baño, tal vez uno en tu pieza, para arreglarte, y otro en el recibidor para esa última mirada antes de salir. Esos son los espejos que tienen una funcionalidad obvia, casi incuestionable, pero hay más.
Además de su indudable aporte estético los espejos pueden convertirse en tu mejor herramienta porque con ellos puedes conseguir que una pieza se vea más luminosa, más amplia y con mayor profundidad, y te preguntarás ¿Cómo lo hago? Sólo hay un truco, y es conseguir que tu espejo esté en la ubicación correcta. Es ahí donde está la clave, donde se esconde toda la magia.
Primero ten en cuenta qué es lo que van a reflejar tus espejos. Elige reflejos agradables, que produzcan sensaciones positivas y armónicas. Por ejemplo, si tienes una ventana que da a un bonito jardín sería bueno orientar tu espejo en esa dirección. Conseguirás un efecto de doble ventana y eso le dará mayor luminosidad a tu espacio.
También puedes reflejar adornos que te gusten mucho, como objetos valiosos o maceteros con plantas frondosas. Piensa que el espejo va a magnificar lo que refleja, por eso evita, por ejemplo, colocarlo frente a una mesa desordenada, porque multiplicará la sensación de caos, o frente a un muro sin decoración porque le restará calidez al ambiente.
Los espejos en el living y el comedor son una buena idea. Si tu espacio es pequeño elige un espejo grande, conseguirás profundidad y amplitud. Puedes colocarlo encima de tu sofá o directamente apoyarlo sobre un muro en el suelo.
Cuida que tus espejos no queden demasiados bajos. Según los expertos la altura ideal es 1,70 m desde el piso. La idea es ajustarse a la altura promedio de quienes vayan a pasar por delante para que no se produzca el desagradable efecto “cabeza cortada”.
Al instalar el espejo de tu recibidor utiliza los muros laterales. Intenta evitar la pared que está justo delante de la puerta, genera una sensación extraña entrar en una casa y que lo primero que veas sea tu propio reflejo.
Si tienes un espacio al que le falta un poco de vida los espejos también te pueden ayudar. Atrévete a decorar una pared con espejos de distintos tamaños y diseños. Conseguirás multiplicar el tamaño y darle personalidad a tu muro.
Si eres un tanto místico tal vez te interese saber que el Feng Shui otorga una gran importancia a los espejos como canalizadores de energía en casa. Hay un sinfín de diseños, tamaños y formas para que elegir ¡y en Homy los tenemos todos! Ven a elegir el tuyo y amplia tu casa sin derribar ni un solo muro.