Tardes de chocolate caliente

Cuando afuera hace frío y nuestra casa está calentita, uno de los mejores panoramas es tomar un rico chocolate caliente. Puede ser para acompañar un buen libro, para compartir con tus amigas o preparar una tarde especial con tu pareja, pero una taza de esta dulce bebida es lo mejor para entibiar manos y corazones.

El blanco está de moda

Si invitaste a tus amigas a tu casa, esperarlas con un chocolate caliente puede ser una gran idea. Arregla tu living para pasar la tarde con ellas entre mantas, cojines y acogedores sillones junto a una rica conversación. Prepara el chocolate caliente y disponlo en lindos termos de colores, junto a pequeños recipientes con chispitas de chocolate, mini galletas, canela y nuez moscada. En la mesa de centro ubica los tazones de cerámica blanca que son un clásico de invierno en todas sus formas y tamaños: es un color elegante y contrasta bien con bandejas e individuales estampados y ¡no olvides los bowls para los marshmellows y la crema!

Con esta modalidad de autoservicio solo necesitas acomodarte en tu rincón favorito y disfrutar de la compañía de tus mejores amigas. 

Chocolate para dos

A veces el mejor panorama es quedarse en casa y ver una película. Mejor si es de a dos y pueden compartir un momento relajado. En casos de tardes nubladas, puedes regalarle a tu pareja algo muy simple y rico: una taza de chocolate caliente casero. Crea un ambiente especial y romántico con suaves mantas de pelo largo y velas aromáticas. Sobre una mesita lateral deja a mano servilletas gruesas de tela y un canastito con panes dulces. El toque final lo dará una buena selección de música de nuestra lista.

Para descansar

Hay momentos en que necesitas tiempo solo para ti, por lo que una tarde en casa con tu libro favorito y un chaleco bien abrigado es un panorama increíble, sobre todo si afuera está lloviendo. Acompáñate de un rico chocolate caliente, no importa si es instantáneo o si decides probar la mejor receta, la recompensa es regresar a la cama con una gran bandeja y todo lo que necesitas para no tener que levantarte nuevamente. Volver a acurrucarte en tu cama entre cojines, almohadones y tu suave plumón es sinónimo de relajo absoluto.

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