Rincón acogedor

Disfrutar del invierno en tu salita, puede ser una experiencia única y muy gratificante. Y es que no hay nada mejor que llegar a tu casa a compartir en familia o, simplemente, relajarte después de un día agotador en ese rincón que es sólo tuyo. El lugar te invita a descansar, ponerte cómoda y a llevarte una bandeja con cosas ricas.

Elegiste el mejor chocolate y esa taza de gran tamaño que se ha convertido en tu favorita, ahora sólo piensas en tomarte un rico chocolate caliente en tu lugar preferido.

Receta chocolate caliente

Ingredientes

• Leche
• 3 cucharadas de cacao en polvo sin azúcar
• Azúcar o endulzante
• Vainilla

Mezclar el azúcar y el cacao en un recipiente. En una cacerola, calentar la leche hasta que comience a hervir. Colocar la mezcla de cacao y azúcar en la cacerola con la leche caliente. Mezcla bien y deja que la leche hierva. Una vez hecho esto, retira del fuego y agrega unas gotas de vainilla a tu taza y si gustas, entrégale un toque final con un poco de salsa de chocolate. ¡Acompáñalo con unas ricas galletas de avena!

Cojines y textiles que invitan

Decorar una salita de estar acogedora y funcional es una gran opción cuando el espacio es pequeño. Debes tener muy claro las medidas de los espacios y buscar un sofá de dos cuerpos que se adapte a ellas y que por sobre todo, te den una sensación de relajo. Para este tipo de espacios, los sillones con fundas en tonos nuetros y de fibras naturales son geniales porque le dan un aire suelto y acogedor. Elige el estilo que más te guste incorporando una mesa lateral y/o de centro, pueden ser modernas, rústicas o industriales, va a depender de lo que quieras lograr. Dale color con cojines estampados y suaves al tacto, te invitan a apoyar tu cabeza mientras lees un libro o sólo descansas. Agrega una alfombra para amarrar el ambiente. Todo es perfecto, tanto que cuando estas fuera de tu casa, sólo piensas en volver, sentarte en el sofá y taparte con tu chal para no moverte.

Compartir tu rincón con quienes más quieres

Es fin de semana y tienes toda la tarde para ti y tu hija. Mientras ella duerme su siesta aprovechas y te recuestas en la salita a terminar los últimos capítulos de tu libro. La calefacción está en un nivel adecuado, usas una manta para cubrirte mientras lees y te invade un relajo total. Tu hija llega somnolienta a buscarte, saca uno de sus libros que le tienes en su repisa en la salita y las dos se acurrucan bajo la manta mientras le lees su cuento favorito. ¡Qué más le puedes pedir a al vida!