Si trabajas desde casa seguro que has enfrentado a la desafiante tarea de habilitar algún espacio. Los muebles, la tecnología y la decoración son importantes pero ¡no te olvides de cuidar la iluminación!
Una buena iluminación te ayudará a mantenerte concentrado y motivado, y también evitará que tengas problemas como irritación en los ojos y dolores de cabeza. Aquí tienes unos tips para ayudarte:
1.- Aprovecha la luz natural – Según los expertos hay una estrecha relación entre la luz natural y la salud física y emocional de una persona. La luz del sol cansa menos la vista y por eso cuando la optimizamos somos capaces de trabajar mejor. La cantidad de luz natural en nuestra casa depende de varios factores, algunos de ellos que no podemos controlar, como por ejemplo la orientación del edificio o el tamaño y la cantidad de ventanas. Por eso, siempre que sea posible, elige un espacio con una gran ventana por la que entre la luz durante la mañana o primeras horas de la tarde. Los roller y cortinas te pueden ayudar a suavizar la luz en las horas más fuertes.
2.- Orienta bien tu mesa – Intenta que la luz natural no sea frontal ni trasera. Si tu mesa está justo frente a la ventana te cansarás en seguida por tener un foco de luz tan directo en tu cara, aunque puedes controlarla mejor si instalas rollers o persianas. Si tu mesa está de espaldas a la ventana la luz creará brillos en tu pantalla y también te cansarás pronto. Lo mejor es que coloques el escritorio al lado de la ventana. Si eres diestro instala el escritorio para que la ventana quede a la izquierda y si eres zurdo a la derecha, así evitarás las sombras.
3.- Coloca varios puntos de luz – Aunque la natural es la mejor luz en cuanto a calidad, vas a necesitar algún apoyo. Los puntos de luz auxiliares te servirán para trabajar de noche o en épocas del año con menos sol, como el otoño o el invierno. En ningún caso la luz general de la pieza será suficiente para trabajar o leer, así que utiliza un punto de luz al lado del escritorio, ya sea una lámpara con pie, colgante, o una de cuerpo flexible. La iluminación debe ser lo más pareja posible, por eso evita crear rincones con mucha luz y otros en penumbra. Al ojo le cuesta acomodarse a esos cambios de luz abruptos y eso hará que te fatigues. Con varios puntos de luz podrás ir regulando la iluminación de la pieza en los distintos momentos del día.
4.- Elige bien el color y la intensidad de tus luces – Las piezas tienen unos niveles recomendados de iluminación que se miden y estandarizan según las actividades que realizamos en ellas. Éstos parámetros se llaman niveles luminosos y su unidad de medida es el LUX. No hay forma de medirlo al ojo, pero para que os hagáis una idea, una mesa de quirófano tiene entre 3000 y 8000 lux, el escaparate de una tienda tiene entre 1000 y 3000 lux, una cocina debería tener unos 300 lux y un dormitorio unos 200 lux. Los especialistas recomiendan que el lugar en el que se escribe y se lee debe tener 500 lux. ¡Ah! Y recuerda también utilizar ampolletas de luz cálida, nunca fría.
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