Les tengo que reconocer algo: soy bastante cobarde cuando se trata del color en mi casa. En general me cuesta escoger piezas grandes de colores vivos, prefiero irme a la segura, comenzar con los neutros para luego ir dando toques más osados en los detalles.
Pero últimamente me he encontrado con varios sofás de colores maravillosos y no necesariamente blancos o beige, lo cual me ha abierto un mundo de posibilidades en cuanto a los muebles de mayor tamaño y su color.
Me di cuenta que la ecuación puede ser a la inversa y “bajar” los tonos en las cosas más pequeñas.
Si eres como yo y temes que tu casa parezca arcoíris, te recomiendo que comiences por definir una paleta de colores, es decir, elegir un tono y a partir de él escoger otros tres o cuatro de mayor o menor intensidad.
Esto te permitirá trabajar sobre colores ya definidos y te facilitará la tarea de dar con los muebles correctos, así además no tendrás que pensar en las combinaciones de color que muchas veces son súper complicadas.
Lo que te propongo hoy es que te animes y partas por el sofá y desde este mueble, como punto focal, vayas armando el resto del espacio. Acá algunas imágenes para que te inspires y elijas tu color favorito. Porque ¿por qué no?
¿Qué te pareció? A mi me encantó, así que de todas maneras consideraré un sofá de color para la próxima.
Cony