Nuestra vida en la ciudad está invadida de tráfico, cemento y edificios, por lo que volver a disfrutar la naturaleza se presenta como una necesidad vital.
Con esta idea en mente, nuestra terraza o balcón puede convertirse en un oasis que nos lleve de vuelta a lo natural. Conectarnos a través de los materiales nobles, las telas naturales y el verde de las plantas es más fácil de lo que crees. Inténtalo y verás cómo un pequeño espacio de este estilo puede ayudarnos a vivir mejor.
Los muebles
Aquí lo importante, más que el material y la forma, es la sensación que genera una determinada silla o mesa. No importa si eliges una pieza de madera, fierro, fibras naturales, piedra o aluminio, siempre y cuando evoque lo natural.
Si tienes suficiente espacio puedes optar por una mesa de bambú o madera rústica, y crear una esquina con un sofá seccional de ratán; así generas un ambiente que invite al relajo. Todo es posible, lo importante es que te sientas en un ambiente acogedor.
Por otra parte, los textiles tienen un rol fundamental para dar calidez, sobre todo si estos son en tonos neutros y claros. Puedes aplicar ciertos toques de color con un par de cojines, por ejemplo. También es bueno tener a mano unos pisos bajos para complementar la decoración, así te cubres por si llegan más personas.
Importante: evita rellenar e intenta crear distintos rincones para diferentes actividades.
Además recuerda que si tu balcón es pequeño, una banqueta o sillón con poco fondo es más que suficiente. Un solo elemento puede generar gran atracción visual si lo complementas con textiles y una pequeña mesa plegable. Con muy poco puedes generar un exquisito lugar de descanso y desconexión total.
La ambientación
Una terraza rústica nos recuerda el campo o la playa. Nos invita al relajo, la lectura o una amena conversación. ¿Quieres lograr lo mismo? Es muy simple. Hay ciertos complementos que transforman un espacio neutro en algo muy especial. Puedes crear un rincón de fanales de distintos tamaños o poner sobre una mesa muchas velas, generarán una atmósfera particular en las noches de verano.
Para hacerlo aún más acogedor, no pueden faltar las mantas, los cojines y una alfombra, mejor si son de tonos claros y texturas suaves.
Recuerda, un espacio pequeño no es excusa. Puedes darle un estilo rústico y moderno a la vez. El toque final lo darán las macetas con flores silvestres.
Atrévete con este estilo y comienza a disfrutar de un refugio único en medio de la ciudad.