Marilyn Monroe, ícono y belleza atemporal

Su imagen ha dado mucho de sí y nos hemos acostumbrado a verla estampada en casi cualquier superficie; cuadros, cajas, camisetas, biombos… hasta maletas! De colores a lo Warhol, cubierta de tattos, con cara de calavera. Pero Marilyn es un símbolo de una época y hoy les queremos contar por qué.

Los 50 fueron una década de renovación. El mundo, pero especialmente Europa y los Estados Unidos, venían de desangrarse en la guerra más dura de la historia. Hacía falta un cambio, una ruptura con los antiguos modelos y sobre todo nuevos íconos que devolvieran la sonrisa y la esperanza. Pero también, por qué no decirlo, que representaran al lado vencedor encabezado por Estados Unidos.

En esos años el cine, el arte, la moda, la música parieron nuevos símbolos empujados por el auge de la publicidad y el marketing y la rápida expansión de la televisión. Ésta es la década en la que nacen los grandes mitos del Siglo XX y que seguramente se podría resumir con una sola palabra: glamour. Pero serán también unos años en los que perderemos talentos que serán páginas de historia, como Frida Kahlo, Albert Einstein y Alexander Fleming.

Aparecen en la gran pantalla galanes como Clark Gable y Montgomery Clift y surge el prototipo del hombre rebelde, con el pelo engomado, camiseta blanca, jeans y chaqueta de cuero… Quién olvida a ese James Dean con un cigarrillo colgado de su media sonrisa! A quien por cierto se le atribuyó erróneamente la frase “Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver”, que en realidad corresponde a la película “Knock on any door”.

En la época dorada de Hollywood también surgen las grandes damas del celuloide: Ava Gardner, Rita Hayworth, Katherine Hepburn, Elizabeth Taylor, Grace Kelly, Lauren Bacall… Admiradas por su elegancia y estilo.

Porque en estos años las mujeres vuelven a casa a encargarse de las labores domésticas y la familia, pero su mentalidad ha cambiado. Ahora quieren cuidar más su estética, verse bonitas y sexys sin ser vulgares. Así, la moda pasa a ser un sector fundamental, sobre todo entre la alta sociedad. Aparece el color, las faldas por la rodilla y la cintura de avispa que deja ver las curvas femeninas. En 1954, por ejemplo, Christian Dior presenta en Francia su revolucionaria colección “ Busto sin relieve”.

En ese mismo año un jovencísimo Elvis Presley graba su primer disco aún sin saber que se convertirá en el gran icono masculino y su imagen será una de las más reproducidas hasta el día de hoy.

Aunque si se trata de símbolos, íconos, glamour y belleza atemporal, el rostro indiscutible es el de Marilyn Monroe. Una mujer que logró conquistar al mundo sin llegar a ser una gran cantante o actriz. Marilyn era símbolo de demasiadas cosas y la historia la ha convertido en muchas más. Pero además conseguía despertar una amplia gama de emociones diferentes: sensualidad, misterio, deseo, lástima, envidia. Tuvo una infancia difícil, vivió la guerra en primera mano y después saltó al estrellato como modelo pin-up. Salpicada de romances y rumores, en el escenario de un Estados Unidos de postguerra que intentaba convencernos de que “los hombres las prefieren rubias” y que “los diamantes son los mejores amigos de una chica”.

Hablando de diamantes, poca gente sabe que pensaron en ella para el papel protagonista en “Breakfast at Tiffany’s” pero decidieron dárselo a Audry Hepburn porque Marilyn tenía fama de llegar tarde y complicar los rodajes en exceso.

Max Factor fue el responsable de su look tan imitado: pelo de rubio platino, delineado de ojos en negro y labios rojos. Ella remataba este estilo vistiéndose casi siempre de blanco. Decía que enfatizaba su figura (deseada y envidiada) tipo reloj de arena.

La han considerado en la lista de los 100 Norteamericanos más relevantes de la historia. Su look sigue siendo tendencia y su imagen un elemento retro decorativo muy chic.

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