El lino, tu material para el calor

Una buena forma de renovar y aligerar nuestros espacios cuando llega el calor es cambiando los textiles. Y mi favorito en verano es, sin duda alguna, el lino.

Es cierto que se arruga bastante, pero es precisamente ese efecto el que consigue el aire desenfadado, vivido y fresco, que recuerda a las casas de la costa y que invita a compartir y regalonear.

Mi spot favorito para aplicar lino es como ropa de cama. Primero, porque es un material muy ligero, con el que puedes cubrirte durante la noche sin pasar calor ni transpirar.

También amo el lino en las camas, porque estéticamente se ven apetecibles y acogedoras, como que invitan a tumbarse… aunque solo sea para leer o relajarse un rato.

Además, el efecto medio arrugado del que hablaba más arriba hace que las camas vestidas con lino tengan ese look messy bed que es full tendencia.

Pero esta tela es también perfecta para cojines en tu living o manteles y servilletas en tu mesa. 

Y ¡ojo! Porque se ve increíble como tapicería de sofá o butaca, aplicado en una hamaca o, incluso, en una cortina.

Por sus características, el lino teñido suele verse medio desgastado, incluso con áreas más oscuras que otras. Este acabado, como de artesanía, potencia aún más su onda mediterránea y veraniega. Tanto en colores naturales, que parece que son los que más inspiran este material, como en colores más subidos, como los verdes o los grises.

Además, el lino es un material bien agradecido a la hora de hacer combinaciones. Seguro que los primeros partners que se te ocurren son maderas y materiales naturales, y es que son un mix perfecto para conseguir looks provenzales, rústicos y mediterráneos. Pero también hace buena pareja con metales y superficies brillantes.

Mézclalos para conseguir espacios un poco más modernos, sofisticados o con un toque un poco más glam.

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