Aunque se trate de un modelo ultra slim, el televisor es una de esas “necesidades” antiestéticas con las que nos toca vivir. Es sin duda un gran desafío para la decoración, porque ¿en qué espacio y contexto queda bien un gran rectángulo negro? Aunque no lo creas, hay algunos trucos para que pase un poco más desapercibido y no se convierta en el centro y alma de tu living.
El tamaño importa y la distancia… ¡también!
Lo primero es saber elegir bien el tamaño. A veces nos entusiasmamos con un televisor de gran formato sin tener en cuenta dónde va a estar instalado. Por motivos estéticos, pero también de salud, es indispensable que consideres bien las medidas de la pieza antes de lanzarte a comprar el televisor.
El tamaño de pantalla perfecto para ti viene determinado por la resolución que tenga y el espacio del que dispongas. Por ejemplo, un televisor con muy buena resolución (4K) se verá muy nítido incluso desde muy cerca. Pero para una pantalla grande necesitarás colocar el sofá o las butacas a una distancia mayor. Hay muchos estudios sobre la distancia ideal para ver la tele, siendo el más reconocido el de la SMPTE (Society of Motion Picture and Television Engineers), que establece los siguientes parámetros:
Por ejemplo, para un televisor Full HD de 40 pulgadas: multiplicamos 40 x 1,6 = 64 pulgadas. Para convertirlo en centímetros multiplicamos por 2,54. Es decir 64 x 2,54 = nuestra pantalla debería estar ubicada a 162 centímetros (aproximadamente) del sofá.
Mueble ¿sí o no?
Bien. Ya tenemos el televisor, y ahora ¿cómo integrarlo? Seguro que has notado que, en las piezas en las que hay un televisor, todo está orientado hacia él: los sillones, las sillas, las mesas y hasta las decoraciones. Sin embargo, hace ya mucho tiempo (desde que los televisores son planos) que no es necesario tener un mueble específico. Te sirve un arrimo, un modular y ¡hasta un baúl!
Incluso hay quienes prefieren instalarlo directamente en el muro. Cualquiera de las opciones es buena, eso sí, preocúpate de que los cables queden bien escondidos o camuflados, para no distraer la vista más de la cuenta.
¿La tele decora?
Aunque hayamos colocado el televisor sobre un soporte que encaja perfectamente con el resto de la pieza, el aparato también puede ser un elemento decorativo en sí mismo. Por ejemplo, puedes crear en torno a tu tele una composición de muro con distintos elementos decorativos en la que predominen las formas cuadradas y rectangulares. Así no desentonará y se fundirá con su entorno.
No siempre se puede “acompañar” a tu tele con otros elementos, como jarrones, velas o alguna lamparita. Sin embargo, siempre piensa que, dejándolo solo en un muro, lo conviertes en protagonista y en foco de atención, pero si lo combinas con otros elementos diluyes este efecto haciendo que pase más desapercibido.
Una idea vanguardista y rompedora, solo para los más atrevidos, es instalar tu tele en un muro pintado de negro o integrarla en un mueble para televisores que tenga el fondo de este color. El efecto camuflaje es perfecto.
Otra buena y original idea es colocar tu televisor sobre un caballete.
Por último, si no te decides y quieres que tu tele quede escondida a toda costa, siempre puedes optar por la clásica solución de meterla en un mueble con puertas o detrás de un scroll… ¿qué tal detrás de un mapa como este?