Si hay un elemento decorativo que amo, son los cojines. ¿Por qué? Porque son versátiles, hay de muchas formas y tamaños, quedan bien en cualquier parte, y si te aburren son fáciles de sacar o cambiar.
Pero como las palabra se las lleva el viento, quiero mostrarles 6 ejemplos que confirman mi teoría. A ver si ustedes se transforman en fans de ellos, tal como yo.
Amo su versatilidad: Nadie dijo que los cojines tenían que ser iguales. Si quieres seguir un estilo, puedes buscar variaciones de color, formas o estampados y hacer una composición con ellos. ¡Recuerda que en decoración no hay nada establecido!
Logra un look completo: Como este ejemplo, si quieres darle a la decoración de tu casa un estilo temático, los cojines son perfectos. “Vístelos” con ese look y verás como toda la habitación adquiere ese aire que buscas.
Chicos, grandes, redondos, cuadrados: Tener los cojines exactamente iguales es cosa del pasado. Hoy puedes mezclar formas y tamaños. Con esto lograrás un look más relajado, menos rígido y estático.
Sácalos del sillón: Tira los cojines al suelo y crea un área de relajo. Juega con tus hijos a ras de piso y usa cojines para que se sientan más cómodos.
Vístelos y desvístelos: ¿Cambio de temporada? ¡No hay problema! Puedes buscar fundas que se adapten a cada época del año. Unos de lana o piel para el invierno y otros de lino o algodón para el verano.
Cojines por todas partes: Puedes lograr un espacio de descanso en prácticamente cualquier lugar. Por ejemplo, ponlos junto a la ventana y crearás un lindo sector de lectura. Lo mismo si los incorporas en la terraza, o el balcón.
¿Qué me dicen ahora?
Yo ya estoy pensando en dónde incorporar más cojines.
Saludos,
Cony